miércoles, 14 de mayo de 2008

El Catrutro


Autor Chilín

Aquel fue un día extraño, Sábado, año 1996, durante todo el día sentí una extraña laxitud, deseos de dormir, sabía que no debía hacerlo, las consecuencias que el dormir de día me traían, las conocía perfectamente, sin embargo la modorra, aun cuando físicamente estaba descansado,( había dormido casi 9 horas durante la noche anterior, y un promedio de 7 durante la semana), me hacían sentir extraño, no quería que me ocurrieran los extraños sucesos que solían ocurrir cada vez que dormía durante el día sin que tuviera la necesidad física de hacerlo y que sin embargo me hablan permitido sobresalir en mis estudios básicos y secundarios sin esfuerzo, ya que me bastaba dormir dos o tres horas durante el día para luego soñar con esa escuela, que solo existía en mis sueños, o visiones oníricas, y a que a diferencia de los sueños reales, en aquellas visiones, me daba perfecta cuenta de estar dormido, y mi profesor imaginario me ayudaba a estudiar, de modo que podía despertar al otro día con la materia fresca y la lección bien aprendida, eso sin mencionar las veces que, sabiendo, que el cuerpo físico que poseía durante el pseudo sueño era algo así como un títere cuyos hilos podía manejar a mi antojo, me convertían en una especie de dictador, que con dominio absoluto de los personajes, de aquellos extraños sueños, me hacían sentir extrañamente poderoso, hasta que ocurrió aquello que tal vez algún día, cuando ya no pueda dañar a nadie, me decida a revelar.
fue entonces cuando sentí que mi hija menor, que en ese entonces tenía 5 años recién cumplidos estaba sentada sobre mí pecho, mientras

Sabía que si no dormía hasta pasadas las 9 de la noche, ya nada pasaría pues mi sueño sería normal, además ese día tenía proyectado ver una película que me quitaría el sueño, de modo que me dispuse a calentar agua para servirme un reconfortante café, que además me quitaría el sueño, miraba el final de la película que me ayudaría a no dormirme...

Demasiado tarde, había dormido casi cinco horas, y aún tenía sueño, debía prepararme, aquella podía ser una noche muy extraña, la pesadez de mi cuerpo, el deseo consciente de abandonarme a esa especie de droga. . .









Miré a mi hija, estaba dormida, me dirigí lo más rápidamente que pude a mi dormitorio, y me acosté, no sin antes dejar sobre el velador un gran jarro de agua ,y con el firme propósito de no permitir que se volvieran a repetir los sucesos de aquella noche hacía ya mas de diez años.


No tardé en sentir esa extraña sensación de hormigueo e inmovilidad característica de aquello que los expertos llaman parálisis del sueño. Luego de un par de minutos, recuperé la movilidad y me encontré en un lugar en el que no había estado antes, curiosamente no sentía deseos de manipular los eventos además, la luz de aquel lugar... tan iluminado , tan calido, tan acogedor, me sentía protegido, yo caminaba en ese momento por un camino que se dirigía hacia lo que me parecía era el poniente, mire el suelo, no vi mi sombra, giré sobre mis talones y no tenía sombra, sin embargo el cielo era absolutamente limpio, miré al cielo y entonces lo vi., hacia el oriente, eran siete estrellas, seis de ellas estaban ubicadas en un círculo y una, un poco mayor, al centro, irradiaban una luz, suave, agradable, parecía iluminar todo sin producir sombras, no pude evitar sentirme sobrecogido ante la vista de esa fuente de luz maravillosa, tenía la clara impresión de que más que iluminar aquel lugar, lo protegía, me sentía seguro, comencé a recordar algunas pasajes de mi vida, especialmente aquellos de los cuales me sentía avergonzado, luego recordé otros que me hicieron sentir orgulloso y tuve la sensación de que aquel baño de luz, me estaba escrutando, dejé fluir mis recuerdos, hasta que finalmente dejé de mirar esa extraña y
maravillosa constelación, me sentía bien, como un deudor que acaba de pagar una deuda por largo tiempo aplazada, seguí caminando, hacia el poniente pensando que muy pronto perdería la movilidad de mis miembros y comenzaría el hormigueo qué precede al despertar en mi cama, bañado en sudor, con él corazón latiendo aceleradamente, la boca seca y la garganta apretada.
Caminé durante algunos minutos, tal vez horas, realmente disfrutaba la paz de aquel lugar, el camino torcía ligeramente hacia en norte, todo era casi plano con suaves lomas y muchos árboles todos rebosantes de frutas del tamaño de una manzana que variaban su color del verde pálido al dorado y hojas de todos los tonos de verde que puedan imaginarse, el suelo cubierto de una mullida alfombra verde, incluso el camino, no se veían por ningún lado hojas o frutas caídas.



Las siete estrellas estaban ahora a mi derecho, podía verlas con solo voltear ligeramente la cabeza, siempre en la misma posición, un poca más adelante se veía una pequeña laguna, me acerqué, el agua era limpia, se podía ver el fondo de arena blanca, sentí el impulso irresistible de entrar en esa agua, sin embargo no lo hice, me limité a observar el reflejo de aquella hermosa constelación tan especial, en el reflejo parecía como si las estrellas que formaban el círculo, se encendían y apagaban en grupos de tres, formando dos triángulos equiláteros alrededor de la estrella central que permanecía quieta, como vigilando, un niño de tez morena, y de facciones muy agradables se acercó y me miró de una forma casi familiar, había en su mirada un aire de alegría, el estaba contento de que yo estuviera en ese lugar, acto seguido puso una de sus manos sobre mi hombro y me saludó,

- Hola Chilín


Me quedé de una pieza, Chilín era el nombre que me daba mi madre cuando yo era un bebé... solo atiné a balbucear ante aquel saludo
-¿Chilín?

- Ese es tu nombre ¿no?

Me respondió con una gran sonrisa

- Sí pero solo me llamaba así mi madre y de eso hace más de treinta años. ¿Quién eres tu y como sabes mi apodo? le pregunté tan sorprendido que olvidé completamente que estaba soñando y todo aquello era solo el producto de mi imaginación
- Solo una palabra necesito para responder todas tus preguntas,
CATRUTR0.

La palabra Catrutro la conocía muy bien pero no podía ser posible
- ¿El Catrutro? Le dije casi en un gemido - No puede ser. El Catrutro...fue mi primera…

-Si tu primera mascota y te diré algo que tu no sabes, fui regalado a tu padre dos días después de tu nacimiento, cuando yo aún no tenía veinte días de nacido, tu madre tenía que darme leche en una mamadera.






No pude articular palabra, simplemente la sola posibilidad de que ese muchacho de mirar profundo y modales gentiles, hubiera sido un perro, no podía ser, ni siquiera en el más loco de mis sueños, más aun estando consciente de que estaba soñando,
-¡No puede ser, tu eres un niño!.. Dije casi gritando...

- El Catrutro era un perro, adorable y muy Inteligente si, pero un perro, además, eso sucedió hace mucho tiempo...

-Cálmate o vas a despertar sin escuchar todo lo que tengo que decirte, y ya no nos volveremos a ver hasta dentro de varios años, algunos niños por su naturaleza o porque tienen alguna tarea de especial relevancia, necesitan de algún cuidado especial, deben ser templados de otra forma, y si tu recuerdas, y yo se que recuerdas, la escuela a la que asistías en tus sueños, y aquel desenlace, que obviamente no esperabas, y toda la paciencia que haz debido tener, entenderás si te digo que necesitabas un guardián de tiempo completo, antes de que empezaran las clases, además, la muerte prematura de tu mascota fue también una importante lección, porque en ese momento te diste cuenta que la vida y la muerte son una sola, lo que aprendiste en ese colegio sobre las esferas del tiempo seguramente, te dieron una visión acerca de que es realmente la muerte, solo estados transitorios, ciclos necesarios para el crecimiento del espíritu, también aprendiste que es posible la manipulación de la materia orgánica y ahora creo que ha llegado la hora.
Mientras caminábamos, la luz ha liberado tu espíritu de toda impureza, ahora es tiempo de limpiar tu cuerpo astral
Mientras decía esto tomó mi brazo y me hizo caminar sobre el cristal de agua
Sin darme cuenta, llegamos al centro de la laguna, puso una mano en mi frente y comencé a hundirme, el contacto con el agua era vivificante, me sentía extrañamente plácido, recordé mi estadía en el vientre de mi madre, y como deseaba conocerla, abrí los ojos a través del agua. Pude ver las estrellas, y entonces me di cuenta que ellas eran mi madre, mi padre y mis amigos, tuve el impulso de darle las gracias por permitirme estar en ese lugar maravilloso, pero al instante supe que ya lo sabía, y que de algún modo estaba sonriendo






Acto seguido estaba fuera del agua, de pie nuevamente a un costado de la laguna,
- Es hora de que despiertes, pero aun tienes tiempo de que pruebes una fruta, creo que te gustará esta dorada, además te ayudará a despertar sin sobresaltos.



- Tomé la fruta, la comí, era realmente deliciosa, mire al muchacho. Ahora estaba rodeado de una especie de aura brillante, puso sus manos sobre mis hombros y me condujo nuevamente hasta la laguna, seguimos avanzando hasta el centro, el agua llegaba hasta la cintura, lentamente comencé a hundirme, sentí su mirada cálida a través del agua, supe que no debía temer, sentí la calidez de aquel lugar, la protección y la dulce tibieza de saber, que algún día.
Tal vez no muy lejano, yo volvería a aquel lugar, maravilloso, lleno de paz, lejos de la maldad, y libre, realmente libre, acto seguido desperté en mi cama, eran las diez de la mañana del más hermoso día domingo que me ha tocado vivir,



Y no hubo necesitad de agua