domingo, 5 de septiembre de 2010

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martes, 15 de junio de 2010

LOS COLONOS

Mis agradecimientos para Pati St.

Autor: Chilin


Arado punta y mancera…
Para arar por las laderas
Arado punta y puntilla…
Para arar por las orillas
Esteras y esteritas…
Para tejer casitas
Esteras y esterones…
Para tejer caserones
Y esteraaaaa

…Una vez que unos colonos llegaron a colonizar, porque eso es lo que hacen los colonizadores; y luego de mucho viajar, de mucho abrirse paso a través de bosques y serranías que solo conocían a los humanos que jugaban entre sus ramas o cazaban lo que era permitido o lo que era necesario.

Tarde feliz aquella, alrededor de la iglesia, hecha con gran esfuerzo, se habían congregado todos los hombres, mujeres y niños del pueblo que habían bautizado pomposamente como valle de la eterna esperanza, una gran guirnalda de colores cruzaba la avenida principal, y más abajo el recién electo alcalde que había sido designado porque fue el único que terminó de pie, luego de la gran fiesta que dieron el día de la elección, pero esas son cosas de la política y no vienen al caso en la historia que quiero contarles.

Tarde de sol, de sueños cumplidos, atrás quedaban las largas travesías por las praderas multicolores, con todos los paisajes exóticos y amenazantes nativos siempre listos a atacarlos por el simple hecho de que eran colonizadores; los pobres no sabían que ellos traerían la anhelada civilización… (claro, ellos no sabían lo que anhelaban) pero algún día lo sabrían y estarían agradecidos y civilizados, además eran fuertes y podrían servir para cultivar las tierras que legítimamente les pertenecían a los colonizadores.

Todo estaba dispuesto, la tarima para los discursos, misma que mas tarde utilizarían los músicos, la pista de baile, en fin todo, el alcalde terminaba su discurso…

- Ciudadanos del Valle de la eterna esperanza, no serán vanos los esfuerzos desplegados ni las dicotomías perdidas en la sempiterna vagancia, por los valles infestados de salvajes, serán vuestras virtudes las que prevalezcan y les prometo que nuestros hijos… que SUS hijos, verán coronados sus esfuerzos cumpliendo años consecutivos… Etcétera.

Enseguida le tocó el turno al sacerdote:

- Hermanos, estamos aquí reunidos para regocijarnos por la gracia concedida, para criar una nueva generación de buenos Cristianos, pido a Dios Todopoderoso, que así como los árboles que cubrían estas tierras y que gracias al esfuerzo mancomunado de todos los aquí presentes, hemos convertido en un pueblo… seamos nosotros, los que gracias a nuestra profunda fe, echemos raíces en esta tierra fecunda y fértil, y sean nuestros hijos el fruto y la simiente de una nueva generación.

No alcanzó a terminar la frase cuando todos los habitantes del pueblo le respondieron…

- ¡¡AMÉN!!

En ese momento preciso, un viento tibio, sopló suavemente, todo se volvió borroso; el Cura, la Iglesia, eran vagos recuerdos, cada uno podía sentir su entorno pero no podían ver, tampoco podían moverse, tenían la sensación de haber estado en ese lugar por mucho tiempo, tanto que se perdía en los albores de la humanidad. De pronto, se dieron cuenta, había echado raíces, y ahora ellos eran los árboles que cubrían esa tierra, y sus hijos eran, frutos y semillas colgando de sus ramas, durante centurias habían habitado esas tierras, el viento , las aves y los insectos eran los encargados de esparcir su simiente, su relación con el entorno era de sensaciones, sentían la luz y la tierra fertilizada por sus propias hojas como un sabor, de infinitas variedades, según si estaba soleado o nublado, así mismo la lluvia cambiaba la textura de la tierra, y sus infinitos sabores, se dieron cuenta que en ese estado eran muy felices, hasta que de pronto sintieron como los humanos empezaban a cortarlos de cuajo y nada podían hacer para defenderse, no sentían dolor, al menos no el dolor como lo recordaban, si una gran sensación de impotencia y desesperación, los caídos, desconectados de la madre tierra, seguían vivos aun mientras los aserraban para convertir su carne en madera para las casas aun cuando los trozos de madera eran usados para las fogatas, los arbustos entre los cuales estaban sus hijos, eran quemados y nada podían hacer, la madre tierra tampoco estaba feliz, las raíces ancladas a sus entrañas, evitaban que el agua la arrastrara hasta el río; primero y más tarde al lejano mar, las aves y los insectos, no entendían nada… sus nidos eran destruidos sin misericordia, entonces recordaron que ellos habían hecho lo mismo, y ahora estaban así ¿pagando tal vez por destruir un bosque tan bello? Todo era confusión, pero ahora el recuerdo de haber sido humanos, les laceraba el alma, ¿sería este el infierno?... ¿Este sería el castigo, por haber atentado contra la madre tierra?, había que hacer algo. ¿Pero qué?

Lentamente todo volvía a la normalidad, el viento tibio dejó de soplar pero ahora el escenario era distinto, estaban en sus carros, la noche anterior a la tala, uno a uno se levantaron, era el momento justo que precedía a la aurora, sin luna, el momento más obscuro, y al mismo tiempo, era el momento en que empezaba a aclarar, lentamente se reunieron en centro de la rueda que formaban los carros, los corazones acelerados, sabían que no era un sueño, era el ruego de la naturaleza, luchando por evitar la destrucción de algo que había tardado miles de años en construir y al mismo tiempo, les decía que podían evitarlo, en ese momento caían estrellas fugaces en silencio las miradas se alzaron para contemplar el bello espectáculo, al principio era miles de diminutas estrellas fugaces que caían en el horizonte, detrás de un monte que no habían visto hasta entonces.

Una anciana que se había unido a ellos, hacía algunas semanas, y que hasta entonces había permanecido quieta sujetando un bastón de ciego, dijo en un susurro, debemos dirigirnos hacia el monte, es ahí donde está nuestro hogar, segundos antes los que la rodeaban callaron sus comentarios, el viento mismo dejo de emitir sonido alguno, los árboles cesaron de cantar de modo que el susurro se escuchó claramente en el silencio absoluto que precedió a ese momento mágico, en que una anciana ciega le indicaba el camino a un grupo de colonos experimentados; no había dudas, había que seguir los consejos de la anciana, que quitándose los zapatos, se puso en marcha, en medio de la tenue luz que asomaba lentamente tras las lejanas montañas, caminaba ágilmente entre los arbustos delante de las carretas, sacándolos del bosque y guiándolos hacia una explanada en lo alto de una loma de suaves pendientes, cuya cima era una gran dehesa, un enorme plano arbolado donde podrían construir sus casas sin necesidad de cortar un solo árbol, ya que había greda mas que suficiente para construir casas para todos y en el centro una gran plaza mayor, donde sólo sería necesario plantar un árbol más y sería el lugar perfecto, para que los niños pudieran jugar, todos estuvieron de acuerdo en permitir a la anciana elegir primero el espacio que ocuparía, entonces ella se irguió lentamente y les dijo que le permitieran elegir el lugar para cada uno de los Colonos y sus familias, y les pidió además que ese día lo prepararan para pasar la noche, que hicieran un círculo alrededor del centro, donde faltaba el árbol, y dejaran allí los animales que viajaban con ellos, ya que en ese lugar, había una pequeña laguna de aguas cristalinas y mucho pasto, mientras ella le indicaría a las mujeres la ubicación de las parcelas, y la anciana ubicó a cada una de ellas en una parcela mientras les indicaba el uso de las plantas medicinales que encontraban a su paso; una vez que hubo terminado, volvieron a la plaza, todos se veían felices, cansados pero felices, en las semanas siguientes, se construyeron las casas con la greda que había en abundancia, mientras tanto, la anciana se paseaba descalza en los alrededores de la plaza, hasta que llegó el momento de la inauguración, una noche de luna llena decidieron que cortarían algunos árboles para construir un tablado en el centro de la plaza para los festejos, entonces la anciana les dijo que tenía algo importante que decirles, que reunieran a todo el pueblo en la plaza, que ella los esperaría allá, y sin esperar respuesta, se dirigió en esa dirección, algunos no le hicieron caso, y siguieron con los preparativos, otros fueron a buscar a sus familias y fueron a ver lo que tenía que decirles la anciana, algunos minutos mas tarde una brisa suave, tibia la luna se interpuso entre la tierra y el sol, al mismo tiempo miríadas de estrellas fugaces caían detrás de las montañas que se veían tan lejanas en la distancia y tan cercanas en el recuerdo de aquella noche de terror, sin pensarlo todos se pusieron en movimiento y muy pronto estaban todos, hombres, mujeres, niños y animales reunidos en la plaza…todos menos  la anciana,  no estaba en ningún lado, algunos comenzaron a impacientarse y en la obscuridad del eclipse empezaron a organizar la búsqueda, en ese momento  una niña de escasos 5 años, trataba de llamar la atención sin que nadie la tomara en cuenta, se acercó a su Padre, al Alcalde y al Cura, nadie la tomaba en cuenta, entonces su madre la tomó en brazos y la niña le dijo
-      Yo sé dónde está la anciana,
-      Vamos a verla – respondió la madre
Con su hija en brazos se  abrió paso entre la multitud hasta llegar al centro de la plaza, entonces se dio cuenta, en ese momento todos los niños y animales de la aldea, además de una infinidad de animalitos del bosque habían llegado a presenciar el acontecimiento, el eclipse llegaba a su fin,  la algarabía de los niños hizo que todos miraran hacia la plaza, entonces descubrieron que en el centro mismo de la plaza,  ahora había un gran árbol que parecía haber estado allí desde siempre.
Autor: Rubén Ilich Leiva Toledo

miércoles, 9 de junio de 2010

Elena García Toro, una profesora como muchas, una mujer como pocas

Autor Chilín


La sala estaba llena de niños que no conocía, el nuevo entró cabizbajo, avergonzado,una lluvia de almhoadillazos fue su bienvenida, esa escuela era muy distinta de la que hasta hacía menos de una semana había sido su primera escuela, echaba de menos a sus amigos, el camino para llegar y para volver, las veredas con jardines, las calles pavimentadas, iluminadas, que distinto era todo, los niños eran distintos, la sala era fría, las calles terrosas, un canal pestilente, que pasaba entre un aserradero y un gran sitio baldío primero y luego de atravesar la Av. Cementerio se internaba entre un basural y el camposanto en cuya entrada rezaba “Esta puerta es el camino para otro, que es morada sin pesar; mas cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar.”... o algo por el estilo, mientras tanto bajo el puente, los roedores de guardia, rumiaban el abandono de la ciudad. Fue un gran cambio, además en esta nueva escuela no había niñas, solo niños

La señorita Melania, fue su primera profesora en esa escuela, era muy divertida, solo estuvo con ella dos semanas, se reían mucho con ella, aunque la mayor parte del tiempo sentía que se reían de el, en fin, la primera semana pasó rápido, era semana Santa, la segunda semana estuvo marcada por la muerte de su mascota de siempre, su fiel amigo de tantas aventuras, pero esa es otra historia.

La tercera semana, conoció a la que sería su maestra por los siguientes seis años, su nombre, Señorita Elena García Toro, en el momento de entrar a la sala de clases, fue recibido por una lluvia de challas y serpentinas, uno de los niños, Julio Ugarte fue el encargado de recitar un mensaje de bienvenida gran beso de la profesora, y un gran aplauso. Esa misma semana la Señorita Elena, se dio cuenta que sabía leer y le pidió que lo hiciera frente a sus compañeritos de curso, el Libro se llamaba Corazón, de Edmundo de Amicis, era una edición antigua y una o dos veces a la semana, se leían algunas páginas, antes de darse cuenta, todos estaban leyendo. Con héroes y villanos, los favoritos Garrón, Deroso y Coreta, y entre los villanos mención honrosa para Nobis, navegando a veces a bandadas, otras con viento en Popa, siempre suavemente pero con la mano firme en la rueda del timón, entre las páginas de este y otros libros, entre los cuales su favorito era uno que se llamaba Mi Amigo, conoció las vidas de los hombres de la patria, de la picardía de los campesinos que burlaban al mismo Satanás, supo que existían lugares y culturas diferentes, que nuestro país era solo uno entre muchos, que nuestra tierra era una mota de polvo perdida en un rincón de este vasto universo, que la inmensidad del cosmos es tan interesante y maravillosa como la infinita vastedad de los átomos y sus combinaciones, conoció de sumas, restas, divisiones y multiplicaciones, estaba tan entretenido navegando bajo la conducción de tan sabio timonel que un día, mientras leía una revista de dibujos animados, antes de irse a su casa, y estando solo con su profesora, esta lo llama y le dice... hoy es mi último día de clases, llevo treinta y cinco años haciendolo, pórtate bien con el profesor que me reemplazará.- Acto seguido tomó el libro Corazón, lo puso ente las manos del niño, ahora casi un adolescente, le dio su número telefónico, besó su frente y se fue con los ojos húmedos y la garganta seca, cuando el niño llegó a su casa abrió el libro para mostrárselo a su madre y al hacerlo encontró en la primera hoja un pequeño mensaje que decía con la inconfundible y bella caligrafía de la Señorita Elena, su profesora de los últimos años,

Para el que fuera el mejor de mis alumnos, su profesora Elena García Toro, Lunes, 31 de Agosto de 1970

algunos días después, fue a visitarla, y lo siguió haciendo durante algún tiempo, la veía reacia a conversar, casi triste, después de treinta y cinco años de cultivar las mentes de cientos de niños, contrajo matrimonio, no tuvo hijos propios, porque estaba tan ocupada con sus niños que no se dio cuenta que se le pasó el tren de la vida y cuando quiso subirse, la atropelló, a los pocos meses de casada, no pudo seguir recibiendo visitas de sus ex alumnos, un accidente automovilístico, y los malos tratos de su esposo la encerraron en si misma, su alma sensible se quebró en mil pedazos, falleció en 2004, sola, triste, y abandonada, si existe justicia ahora estará en alguna escuela del paraíso esperando a sus alumnos y enseñándole a los ángeles guardianes como llegar al alma de un niño.

Al día siguiente tomo el camino a la escuela cruzó el punte, leyó quizá por milésima vez, “Esta puerta es el camino para otro, que es morada sin pesar; mas cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar.”... mientras tanto bajo el puente, los roedores de guardia, después de seis años roían la miseria de la ciudad, este final de año sería distinto, no estaría su señorita Elena, recordó su primer día en la escuela, lo mal que lo pasó esas dos semanas, la muerte de su perro, sería un nuevo cambio, aun que ya no era el nuevo, el nuevo era yo...

martes, 11 de mayo de 2010

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El bosque encantado

Con mis agradecimientos a:

BONES BOO_ ,CHICA ENAMORADA, MAYEB, DESPISTADITA, TODO ES MEJOR, PATI Y MARIAN por su participación
CHILÍN



   Era un lindo día, entre las ramas de los árboles del pequeño bosque, una tenue luz indicaba que en poco tiempo el suceso que estaba esperando por fin sucedería, la espera había sido larga pero valió la pena, pronto esa luz convertiría las rocas en árboles majestuosos, que se encargarían de despertar a la brisa, quien a su vez le daría sostén a las aves del bosque para que lleven la buena nueva a toda la comarca, a medida que la luz aumentaba en intensidad comenzaron a aparecer los recuerdos
... Amistad, Amor...Una bonita chica paseaba por allí. Caminaba lentamente. Un paso, otro paso... era como caminar bajo un mar de aceite, espeso y barroso, monótono, todos los días igual, nada especial, solo estudiar, comer... dormir, volver al mar y seguir nadando en la espesura gelatinosa de la vida.

      Entonces sucedió algo, algo que cambio todo por completo, un amigo le obsequió un cristal a través del cual podía ver que el mundo no era ese ligar viscoso, impenetrable, ahora todo era alegría, el mundo era un lugar lleno de luz, la vida era maravillosa, podía correr volar, extender las alas de su imaginación y llegar a lugares inimaginables, antes de ese momento mágico todo era sombras, obscuridad, lamentos, tedio, recriminaciones y lágrimas,  nunca pudo entender por qué las ninfas la escogieron a ella para ser su prisionera, nunca lo supo, su amigo le había dicho que se cuidara de entrar sola a ese lugar, que si lo hacía nunca fuera sola y si quería verlo solo lo hiciera desde lejos, un día, un mal día en realidad, entró sola al bosque, quería disfrutar del verdor de las hojas de la generosa variedad de colores y fragancias de las flores silvestres, aunque lo que realmente le gustaba era mirar con los ojos entornados las hojas de los arboles mas altos,  ignorando el verde brillante para disfrutar de la vasta variedad de grises desde el casi blanco brillante hasta el negro impenetrable en las sombras y luces que se filtraban a través de las hojas o entre las ramas de los árboles, tal vez por eso no las vio venir, fue entonces que las ninfas del bosque aprovecharon esta situación para hechizarla y convertirla en un guijarro más del bosque, y estando prisionera transformar el bosque entero en guijarros y árboles grises, que poco a poco se fueron cubriendo de  cenizas, en poco tiempo los árboles se petrificaron, ya casi no recordaba quien o que había sido  
-   ¿Alguna vez fui algo mas que un guijarro en el bosque?
-    ¿Alguna vez fui una niña?
Estas y otras muchas preguntas quedaron sin respuesta amistad, amor, cariño, son nada en comparación con ser o estar, trágicos verbos que fueron desterrados para siempre de su vida, descubrió que en realidad no era un guijarro, que en realidad el guijarro era solo un habitáculo que la mantenía cautiva y en su condición de  prisionera podía cambiar de celda, siempre que ambos guijarros entren en contacto,  algunas veces lograba salir y dar un gran salto en  busca de la libertad, pero al caer nuevamente era aprisionada , la única forma de salir del bosque pétreo era volando, o caminando sin tocar las piedras  y todo era de piedra, cada vez eran mas distantes sus esfuerzos para liberarse hasta que dejó de intentarlo.
En el letargo de su sueño de roca recordó una amistad que llenó su alma de alegría, tantos momentos felices que la hacían sentir a gusto, pero esos momentos habían quedado definitivamente en el pasado porque eso ya no está y probablemente no vuelva porque desde que entró en ese bosque encantado que  aprisionó su cuerpo en el interior de un guijarro, sin ataduras sin tiempo ni recuerdos, solo atisbos de algún lugar lleno de luz, de música, de abrazos esa luz, que a veces podía sentir, esa música, ¿era real o solo un recuerdo? ¿era música?, ¿era luz?, poco a poco la música se convirtió en voces, voces que susurraban un llamado imperioso voces que le hablaban de amor, que le pedían  perdón, a pesar de los errores que pudieran haber cometido en su contra, esas voces se le hacían conocidas…pero ¿De dónde? ¿Qué perdonara qué  o a quién?
 La luz se hizo más intensa  nuevamente estaba libre corriendo a través del bosque de piedras, sabía que cuando había luz podía tocarlas sin peligro, siguió corriendo, intentando llegar al lugar de donde venía esa luz, otra vez en posesión de su cuerpo, pero sin embargo.. ¿Era su cuerpo? en su condición de guijarro había aprendido que en ese lugar todo y nada era posible, recorrió el laberinto de roca y cenizas intentando no entrar en los lugares sin luz, buscando una salida y cuando parecía que por fin estaba cerca de encontrarla, llegaba al único lugar que podía recordar, y que parecía copiado de “El libro de las tierras vírgenes” de “Rudyard Kipling”, su libro favorito, solo que sin Raksha, ni Akela, ni Baghera, ni Baloo ni Kaa… La serpiente pitón de la Peña, ni tan siquiera un Bandar log, solo la gran roca en medio de un bosque de rocas y ceniza, mientras se dormía imaginaba que estaba en aquella ciudad    Baghera  Baloo y Kaa vendrían pronto a rescatarlo, pero no fueron solo los amigos de Mowgly los que la salvaron en aquel trance, también fueron las enseñanzas de Baloo, el oso gris Maestro del pueblo libre, sin ellas nunca lo hubieran encontrado…y ella no le avisó a nadie que entraría a ese bosque maldito… tu y yo somos de la misma sangre… tu y yo somos de la misma sangre, repetía una y otra vez con la esperanza de que algo en ese lugar pudiera entender y le respondiera… tu y yo somos de la misma sangre… avísenle a mis amigos que estoy prisionera de las ninfas del bosque de piedras y luego volvía a ser prisionera de un guijarro
En aquellas ventanas que en ocasiones se abrían en su conciencia se dio cuenta que había pasado mucho tiempo tal vez eones, la ceniza cubría todo, incluso los árboles, el bosque verde que vagamente recordaba ahora era un bosque de piedra, ya no había viento que moviera las hojas, ni hojas para mover, poco a poco el bosque se hacía más blanco, el silencio era mortal, ya no se escuchaba el canto danzarín del arroyo entonando la canción de despedida en su viaje al lejano mar, solo el arrullo monocorde, agrio y mortal de la ceniza cayendo suavemente sobre sí misma, hasta cubrirlo todo con un manto de olvido, sin embargo una luz muy tenue y
una voz ininteligible y distante le susurraban una y otra vez, desde los confines de ese laberinto insondable, es tu vida, son tus recuerdos, no permitas que se conviertan en polvo de olvido, sabía que estaba cerca, que pronto, muy pronto podría encontrarlos pero ¿dónde en ese laberinto de ceniza estaban guardados sus recuerdos?
A veces en esos interminables sueños de roca, aparecía la magia de las caricias de su madre, sus hermanos, los abrazos de sus amigos, la sonrisa llena de promesas de su gran amor, en esos momentos, instantes sagrados donde todo cobraba vida, las frías rocas volvían al cauce de agua cristalina, los pájaros regalaban sus trinos, apuntando a ese cielo tan de ellos, las copas de los árboles se mecían al ritmo de la brisa, ambos  permanecieron ahí, tan cerca el uno de otro, sintiendo cada palpitar, cada respirar, sus miradas no podían separarse, daría lo que fuera para quedar prisionera en ese espejo que le devolvía la imagen de su rostro, algo extraño estaba sucediendo ya no veía su imagen en los ojos de su amado, ahora veía una imagen confusa, una habitación que no recordaba haber visto nunca, llena de luz y sin embargo llena de tristeza, algo que nunca antes había  sentido empezaba a cobrar vida...imágenes, sonidos, aromas acudían a su mente para luego disolverse, luz y sombras, tintineos, la voz dulce de su madre recitando ese poema que le escribiera su amor
rosa jazmín y azucena
todas felices murieran
si cual mariposas pudieran
besando al sol
morir en tu cabellera

A su mente acudió el recuerdo de un llano, que hacía mucho tiempo estaba seco, ceniciento, pudo darse cuenta que a lo lejos podía verlo, nuevamente estaba al lado de su amor, caminaban por un sendero que nunca antes había visto
lo tomó de la mano, y caminaron hacia ese lugar  con la esperanza de encontrarlo,  con gran júbilo descubrió que aun estaba solo que ahora estaba lleno de  las flores mas hermosas que pudiera imaginar, llenaban el paisaje hasta donde alcanzaba la vista y se adivinaban detrás de los cerros, su fragancia, llegaba hasta ellos como venida de todas partes. fascinaba, llenaba el ambiente  embriagaba, de pronto, empezaron a llegar amigos, conocidos, todos con las caras sonrientes, nos unimos a ellos, al principio no sabía quiénes eran aunque la fuerza del amor que le brindaban hacían desaparecer las paredes de ese laberinto de cenizas, rocas y obscuridad, la luz que presentía y el arrullo provenían del otro lado del bosque,  una voz como de un angel hablando dentro de su alma le decía que era imperioso caminar hasta la cascada de los recuerdos, solo tu puedes encontrar el camino pero los ángeles te han de llevar en andas, sus amigos, ahora ángeles volvían a ella, habían escuchado el llamado, podía sentir su respuesta, tu y yo somos de la misma sangre, ahora solo tenía que pedirles que la avisaran a sus padres, a sus maestros que la habían encontrado y guiarlos para recuperar sus recuerdos perdidos y poder al fin descansar en paz, el grupo de muchachos se acercó a ella sin apuro, al llegar a su lado se dejó llevar dócil sin miedo, sabía que eran amigos, que habían escuchado su llamado, no sabía quiénes eran  pero sabía que eran amigos y que la sacarían de ese lugar para llevarla donde por fin podría descansar en paz y seguramente la estarían esperando sus padres, sus hermanos, les indicó hacia donde debían llevarla, la tomaron en andas y se encaminaron hacia lo que parecía una nube a ras de suelo, a medida que avanzaban empezó a recobrar sus recuerdos, reconoció a sus hermanos y a sus amigos más queridos, incluso estaban aquellos que ella creía que ya la habían olvidado y sin embargo la estaban rescatando de su calvario y de paso arriesgando su vida, ahora la nube dejaba ver la vegetación de un lugar hermoso, el arrullo de lo que parecía un arroyo viajando hacia el mar la sacó de sus cavilaciones, ya tenía fuerzas para levantar la mirada hacia el lugar de donde provenía ese arrullo que le infundía esperanzas y pudo ver a lo lejos un arco iris sobre una cascada de proporciones descomunales que a lo lejos se adivinaba de una belleza excepcional, le hacía sentir gozo, temor y fascinación, aún estaba muy lejos para llegar a ella, sin embargo sintió que debía seguir por su propio pie
¾    Amigos, les dijo en un hilo de voz
¾    Desde aquí debo seguir sola, déjenme al lado del árbol negro que marca el límite, entre el bosque de piedras y el valle de los remordimientos
 Era un lugar horrible, solo gracias a la compañía de sus amigos de su hermano y el recuerdo de sus padres pudo
cruzar.
Después de mucho caminar, algunas veces por su propio pie, y la mayor parte del tiempo viajó en las espaldas de sus amigos, otras en los brazos de sus padres o su hermano, llegaron a la cascada de los recuerdos ubicada al final del rio del perdón, para caer  en el abismo de la confianza, que parecía no tener fin, antes de caer en las profundidades, cruzaba un arcoíris que parecía sólido, a diferencia del resto de aquel lugar el río, la cascada y el arcoíris eran de sólida roca,

Había que preparar una embarcación, y contaban para ello con hojas, troncos de árboles, cordeles y herramientas, que al parecer habían sido abandonadas por otros viajeros, en las rocas que delimitaban el abismo.
Descendieron algunos metros por el borde de la cascada y a medida que avanzaban encontraron algunas embarcaciones destrozadas, unas fabricadas de una sola hoja, otras de troncos con arboladuras más o menos sofisticadas, todas tenían en común una estatua de piedra en cuyo rostro denotaba un gran sufrimiento, sus ojos estaban fijos y por sus mejillas corrían lágrimas de arrepentimiento tardío
Decidieron subir y construir una embarcación a prueba de todo, no por nada su hermano había sido marino y si de algo sabía mucho era de embarcaciones, la decisión estaba tomada, ella esperaría mientras sus amigos construirían la embarcación que la sacaría de ese lugar para siempre, a su mente vino el recuerdo de una de las estatua que lloraba y decidió bajar y mirarla una vez mas, pudo ver que sus ojos miraban hacia el arcoíris y sus brazos sostenían una pequeña piedra que al parecer quería lanzar al torrente, miró los ojos de la estatua y parecía pedirle con la mirada que hiciera lo que ella no pudo hacer, tomó la piedra y la guardó, miró a la estatua y le dijo que la llevaría con ella


Mientras sus amigos recolectaban materiales para fabricar una embarcación que contara con todas las medidas para que pudiera cruzar el umbral y saltar al vacío sin peligro alguno, se dirigió a la orilla del río y en voz baja le habló mientras lentamente se adentraba mas y mas hacia el centro de aguas turbulentas…


--Aquí estoy, con el recuerdo de las personas que más quiero, ellos ya no están, pero su recuerdo vive en mi, no me los puedes quitar, quítame por fin la vida para estar donde ellos están, ahora los recuerdo y quiero estar con ellos, mis padres, mis amigos, mi gran amor,...Recuerdos únicos que, a veces, de la esperanza se esconden y pienso, si el amor es bueno, si es de aquellos que hacen vibrar ¡¡¡VIVIRÁ EN MÍ!!!!....
Entonces, inexplicable pero maravillosamente esa naturaleza que me rodeaba comenzó a titilar, a envolverme a protegerme la cascada volvió a caer el arcoíris brilló aún más intensamente las rocas los árboles comenzaron a verse distintos la luz que traspasaba la copa de los árboles  le hacía recuperar la esperanza, se desnudó aferró el pequeño guijarro y despojada de cubiertas se dejó llevar por las aguas de ese  río cristalino y profundo, lentamente, suavemente, sumergida apenas, tenía miedo, esperanza, alegría, tristeza, todo y nada,  el arcoíris pasó sobre ella, ya no había marcha atrás.
Comenzó a caer y mientras caía se sentía envuelta en una vorágine de recuerdos, sus padres sus amigos sus maestros, giraban a su alrededor protegiéndola en esa caída interminable, los sentía sólidos, luminosos de pronto todo era luz, algo en su garganta no me permitía gritar sus manos estaban inmóviles, ahora la luz era casi dolorosa, algunas siluetas desfiguradas, se movían espectralmente, algo o
alguien tomaba su mano
¾    por fin la muerte ha venido por mí y
podré estar con los míos, poco a poco la luz se hizo más suave, aunque la ahogaban los sollozos quería darles las gracias por haberle sacado de ese laberinto en el limbo de las almas perdidas , preguntarles tantas cosas pero no podía moverse, no podía hablar, comenzó a sentir un dolor indescriptible

Una cara que no había visto nunca con la mitad del rostro cubierto se acercó a ella, podía ver sus ojos, fríos, inexpresivos sentía  miedo y temor, a medida que recobraba  la conciencia el dolor se hacía más intenso, quería correr pero un velo le impedía el paso, mientras, la luz se hacía menos dolorosa, una mano fría la sujetaba firmemente de su garganta provocándole un dolor indescriptible, trató de defenderse pero sus manos se estaban convirtiendo otra vez en piedra y no podía moverlas, un sonido extraño llegaba a sus oídos, de pronto estaba cayendo por la cascada, nuevamente se estaba convirtiendo en piedra sólida, al igual que su cuerpo, ahora quedaría como la estatua, trató de encontrar la piedra para lanzarla al agua como le había dicho a la estatua que lloraba pero un nudo en su garganta le impedía moverse, sentía deseos de gritar,  el velo empezó a desvanecerse logró liberar una de sus manos y sintió la calidez de otra mano acariciando suavemente su piel, el dolor de su garganta comenzó a ceder, podía escuchar sonidos lejanos y difusos, hasta que finalmente pudo ver a través de un cristal los ojos enrojecidos de su madre inundados en llanto entonces  abrió por fin sus ojos y se dio cuenta, estaba en una sala de hospital, felizmente había despertado después de 5 años de haber caído en un coma profundo, por una sobredosis de drogas, 5 años en que el recuerdo de sus amigos de sus padres, de sus hermanos, le guió a través de ese bosque de árboles de roca y laberintos de ceniza blanca y finalmente pudo encontrar la salida, el perdón a sus amigos y a su gran amor, cinco días más tarde pudo abandonar el hospital, al pasar por un pasillo vio un niño de no más de diez años que la miraba insistentemente y le hacía señas se acercó a su cama y el niño le dio un gran abrazo además de un gran beso le dijo gracias y le entregó un pequeño paquete envuelto en una hoja de cuaderno, confusa y agradecida solo atinó a salir mientras el niño la miraba sonriente, tomó el pequeño paquete y lo abrió, era el guijarro que le diera la estatua en la cascada, se dio vuelta para irse mirando la piedra cuando entra un señor demacrado pero feliz, la vio con la piedra en la mano y le preguntó de dónde la había sacado, miró al hombre y se dio cuenta que era la estatua que le pidió que lanzara la pequeña roca al río, usted me la dio en la cascada de los recuerdos perdidos, y ahora su hijo me la dio a mí, pero consérvela, el hombre tomó la pequeña piedra, mientras ella se alejaba, recordó el sueño que había tenido cinco días atrás en donde le entregaba su hijo a un ángel  
¾    ¡Espere! le dijo casi gritando, por favor espere
¾    No se como el niño lo sabe pero si el le dio su piedra es por algo , por favor consérvela y le contó de su sueño y como le había entregado a su hijo y no la  piedra
¾    Esta bien, -dijo ella pensativa- y se llevó la piedra con ella

desde entonces ese ángel hace continuos viajes hasta la cascada de los recuerdos para ayudar a los que han caído en coma y han logrado llegar a la cascada de los recuerdos les ayuda a salir del bosque de piedras y a los que no pueden los lleva a otro lugar pero eso lo dejó a vuestra imaginación